Suelo ver en NUEVO SIGLO un programa
A LAS PRUEBAS ME REMITO que me interesa
muchísimo por los temas que trata y por la objetividad con que lo hace,
normalmente llamando a personas de las más diversas corrientes de opinión, que
a menudo me sorprenden por la forma desapasionada, objetiva, con que defienden
sus posiciones y la frecuencia con que encuentran puntos de coincidencia con
sus adversarios políticos.
Hoy el tema era el AGUA POTABLE.
1.500.000 de uruguayos dependen del
Río Santa Lucía para abastecerse de este vital elemento. Actualmente el Río
muestra preocupantes niveles de polución, que amenazan tornarlo no apto para el consumo en un par de décadas
o inclusive antes de ello, repitiendo a una escala dramáticamente mayor la
crisis que vive Maldonado.
Un estudio técnico reveló que el 80%
de la polución del Rio es originado por las actividades agropecuarias. En
Uruguay estamos habituados a que cualquiera puede hacer cualquier cosa en
cualquier lugar, si es de su propiedad. Esto tendrá que cambiar.
Tiene que haber zonas de seguridad en
las márgenes del río donde no se pueden hacer ciertas cosas, como utilizar
fertilizantes, pesticidas, permitir que el ganado elimine sus desechos en la
proximidad del curso de agua, instalar tambos lecheros sin red de saneamiento,
etc.etc.
El 20% restante está compuesto por
actividades industriales y por el saneamiento de las ciudades costeras, que al
no existar determina que los residuos in natura de dichas ciudades envenenen el río.
Si no actuamos y rápido podemos estar
sembrando un grave problema futuro, digno de una película de ciencia ficción, pero
de terror.
Y los autodenominados ecologistas con
su fobia anti industrial van a tener que
comenzar a tomar nota que no basta volver al idílico país natural donde solo
criabamos vacas ovejas y trigo ( hoy soja ) porque esas actividades también son
poluentes.
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