Los
argentinos ya lo hicieron y su selección se despidió del Mundial más bien
humillada.
Uruguay salió con más dignidad, y posiblemente el
patriotismo dure unas horas más hasta la llegada de los jugadores a Carrasco. Se
lo merecen por la proeza de ubicar a la Selección entre las 8 mejores del mundo, un lugar que con una mano
en el corazón es más bien exagerado.
Como en estos países el patriotismo sólo existe para
el fútbol y para emocionarse cantando el himno pero no para lo que importa, corresponde
entonces abrir un paréntesis de 4 años a
toda esta emoción.
Y mientras sigamos contribuyendo con neutras conductas
al vaciamiento de nuestros países y a su progresiva dependencia del capital
externo.
Estoy absolutamente convencido de que no habría
prensa monopólica ni marketineros como
Durán Barba en el mundo que nos hiciera apoyar, por ejemplo, los TLC o los
acuerdos con el FM I si fueran perjudiciales
para nuestras selecciones.
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