Las previsiones para el futuro no tan lejano no
eran muy halagüeñas para el imperio norteamericano. Los economistas predecían
que para 2030 o a lo sumo 2040 los EEUU habrían sido relegados al tercer puesto
como economía mayor del mundo, detrás de China que sería la gran potencia económica
dominante, e India.
Con un agravante : muchos países dependen ya hoy en
su comercio exterior de China que es el gran
comprador de materias primas e insumos semielaborados. Muchos países no
pueden ya vivir sin las compras de los chinos y Trump se llevó un portazo en la
nariz cuando quiso convencer a sus
países aliados o más bien subordinados como la ARGENTINA DE MACRI Y EL BRASIL DE
BOLSONARO para que rompieran relaciones económicas con China.
Trump con su habitual manera superficial de mirar
el mundo, se restregó las manos cuando estalló la epidemia en China y siguió festejando
cuando llegó a Italia y España. Es que debido al virus China había reducido su producción,
sus exportaciones e importaciones y además
nadie quería tener contacto con ellos. Era un verdadero perro sarnoso.
Ahora, un par de meses después nos encontramos con
que China tiene el virus controlado, EEUU está viviendo una tragedia que está
dañando gravemente su Economia , y el mundo ha vuelto a comerciar con China
fundamentalmente por necesidad porque no hay otro a quien venderle y porque
además China es el único país que exporta insumos médicos en grandes
cantidades.
China en apariencia ha ganado una batalla. Pero no
la guerra.
Los EEUU son un país muy fuerte y tienen una población
con alto grado de resiliencia frente a la adversidad como lo han demostrado en
el pasado. Solo necesitan un líder , un hombre que los oriente y los motive.
ESE NO ES TRUMP. Y por eso quizás las elecciones de noviembre sean la respuesta.
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