El Presidente Macron y su esposa arriban a Ezeiza y
no hay ninguna autoridad para recibirlos.
Exhibiendo gran cancha y preencia de ánimo el
presidente frances le da la mano a los funcionarios del aeropuerto presentes,
mientras mira inquieto alrededor preguntándose donde está la guardia de honor
que el protocolo indica cuando llega un
jefe de estado.
A las cansadas aparece la vicepresidente en su
silla de ruedas y aparentemente logra
deshacer el entredicho, que se dice fue en buena medida ocasionado por
una disputa entre ella y el Ministro de Relaciones
Exteriores que podría perder el cargo por esto .
Exteriores que podría perder el cargo por esto .
El disgusto fue sicológicamente mayor porque los
funcionarios que lo recibieron vestían chalecos amarillos que en estos días son
una obsesion para Macron dado que es la ropa que visten mayoritariamente los
manifestantes en su contra en las tumultuadas manifestaciones por las calles de
PARIS.
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