Alentada
seguramente por el comportamiento permisivo del Gobierno Macri con los ex integrantes
de la dictadura militar, la Conferencia Episcopal Argentina retoma su clásica
posición de despenalizar su conducta, provocando ásperas reacciones de los
familiares de las víctimas del régimen.
Hay también
grupos de familiares de víctimas de la guerrilla que presionan para que se les
haga justicia también a ellos y no sólo a las víctimas de la dictadura.
FERNÁNDEZ MEIJIDE
, madre de un desaparecido, tiene una posición moderada. Concurrirá al llamado
de la Iglesia que todas las otras madres han rechazado con indignación y sale
de testigo de que el Papa le dijo a ella que él favorece la reconciliación que
predica la Conferencia pero no el levantamiento de las penas , que a su
entender deben ser cumplidas.
Hay en
general en la sociedad una condena a la actitud presente de los militares que
se han negado a proporcionar datos sobre el paradero de los cuerpos de los ciudadanos
que fueron ejecutados por el régimen y están desaparecidos, y sobre todo de dar
datos sobre las criaturas que fueron secuestradas al nacer y entregadas a padres
ficticios para que las críen.
Pero lo más
irritativo para la sociedad es la falta de arrepentimiento. Son muy pocos militares los que han pedido perdón por las
barbaridades cometidas, y en esto quizás tenga mucho de culpa precisamente la
Iglesia Católica, cuyos capellanes militares estaba
n muy próximos a las principales figuras del régimen, los alentaban en su lucha por el occidente cristiano y les extendían la absolución a sus crímenes, una actitud que tuvo su máxima expresión en la triste escena del Papa JUAN PABLO II dándole en la PLAZA DE MAYO la comunión en la boca a un Videla con cara de santo varón.
La Iglesia
ha pedido perdón por sus actitudes. Los militares no. O por lo menos no todos.
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