El Gobierno está decidido a apostar todas sus
fichas en los PPP ( PROGRAMAS DE PARTICIPACION PUBLICO PRIVADA ) como una forma
de lanzar un plan masivo de obras públicas, que impacte a la población y cree la
sensación de que finalmente argentina ha comenzado a moverse y crecer.
El sistema es aparentemente tentador. Desaparece la
limitación presupuestal porque el Gobierno no pone un peso en las obras : son
enteramente realizadas por capitales de
riesgo privados. Por ende no tienen que
ser incluídas en el Presupeusto Anual ni aprobadas por el Parlamento.
Pero como todo lo que luce tentador tiene graves in
convenientes y curiosamente es el diario ultraoficialista CLARIN ( que
últimamente está sorprendiendo con notas muy cercanas al ejercicio de la oposición
) quien se encarga de ponerlas de manifiesto :
1- El
costo de estas ob ras suele ser del doble o el triple que si las ejecuta el
Estado porque las Cias incluyen entre los costos ítems como seguros de
inversión y altísimos intereses sobre el capital que invierten, que rondan el
10% mucho mas altas que los altos itnereses que Argentina paga por su deuda
2- El
Estado pierde control sobre la ob ra, y principalmente sobre su funcionamiento
una vez inaugurada y sobre su mantenimiento. Las Cias a cambio de su inversión reciben el derecho de explotar
comercialmente la construcción durante un número determinado de años . Durante
todo ese período ellas tienen a su cargo el mantenimiento. Son graves los
riesgos de que en los años finales de la concesión el mantenimiento sea reducido y en definitiva el Estado reciba
los bienes en un estado similar al que recibió los ferrocarriles ingleses cuando
fueron nacionalizados.
3- Dado
el pingüe negocio que es para la concesionarias, existe un grave riesgo de que
se promocioen obras faraónicas innecesarias, ya sea por obra de los negocios
atractivos para las empresas o por el ego del Presidente que quiere dejar su marca para la posteridad con
una obra de impacto que haga las veces de
una pirámide en su homenaje. Muchos se preguntan si no entrará
directamente en esta categoría la proyectada construcción de una Estación
Central debajo del obelisco y la extensión de las líneas de ferro carril que terminan en Constitución , Retiro y Once para que confluyan en esta estación,
obra que demandará varias decenas de miles de millones de dólares
4- Es
verdad de que el Estado no pone un peso
AHORA. Pero como es el garante de la rentabilidad del proyecto si éste recauda
menos de lo esperado para que la Cia recupere su capital y tenga ganancia, EL
ESTADO TERMINA PAGANDO si bien dentro de
unos cuantos años cuando quizás el gobierno sea otro. SE ESTA HIPOTECANDO EL
FUTURO UNA VEZ MAS Y A TASAS ALTISIMAS. El Gobierno de hecho está gastando el
dinero de los gobiernos futuros. Y CON
UN AGRAVANTE : EL GOBIERNO YA HA APROBADO LA INCLUSION DE UNA CLAUSULA QUE
PERMITA A LAS CIAS LITIGAR, SI LO JUZGAN NECESARIO, EN TRIBUNALES EXTRANJEROS , COMO SI NO HUB IERA SIDO SUFICIENTE LA EXPERIENCIA
DE LOS FONDOS BUITRE. Es muy grave el riesgo de que, al no estar las obras y la
deuda incluídas en el Presupeusto, el Estado cree una situa ción insostenible
para los gobiernos futuros.
5- Uno
de los peligros del sistema es
precisamente que las Empresas hagan un presupuesto exageradamente optimista de
lo que se recaudará con cada obra, haciéndolas lucir conveniente , sabiendo que
la recaudación será de hecho bien menor, ya que el Estado y no la Empresa quien pierda con el error.
6- El
hecho es que una Auditoría de la UN ION ECONOMICA EUROPEA fue muy ácida al juzgar este tipo de
inversioens y las consecuencias que han tenido por ejemplo para España que está
teniendo que pagar indemnizaciones millonarias para rutas que se construyeron y
después se revelaron menos demandadas que lo calculado y por lo tanto no cubrieron
los costos.
7- Y
que Inglaterra luego de hacer 60 obras por este sistema, ha decidido no utilizarlo
más.
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