Quienes como yo tenemos el pensamiento ubicado,
como el corazón, a la izquierda de nuestro ser, estamos pasando por momentos de
angustia con la situación de Venezuela.
Por un lado por más que quisiéramos no podemos
dejar de ver que tenemos un gobierno que , acosado, ha perdido el apoyo
de su pueblo y para aferrarse al poder recurre de manera cada vez más
indisimulable a estratagemas
constitucionales y legales que lo
ubican demasiado próximo de la autocracia. Y en el otro lado del ring una
oposición golpista que no repara en métodos con tal de voltear al gobierno,
y presumiblemente iniciar una etapa de
restauración al estado de las cosas antes de este esperanzador y fallido
intento liberador y con certeza desatar una violenta represión más cercana
al baño de sangre franquista al fin de la guerra civil que a la despiadada pero
incruenta persecución de que son hoy
víctimas los peronistas en la Argentina de Macri, donde tienen la palabra la
media, los jueces, los servicios de inteligencia pero no los escuadrones de
fusilamiento.
Y todo esto nos trae a la memoria otra situación
que se dio años atrás cuando FIDEL CASTRO el líder de la Revolución Cubana que
había nacido rodeada del entusiasmo de todo el progresismo continental, se
proclamaba marxista leninista y se asumía como dictador a perpetuidad.
Le Revolución Cubana, derrotando a un sangriento y
retrógrado dictador corrupto y cómplice de la explotación foránea de las riquezas
de la Isla ( la tristemente célebre UNITED FRUIT ) nos hizo concebir la ilusión
de que había llegado el momento de la liberación económica de América Latina,
la hora de desvincularse del yugo opresor del imperio norteamericano y de la
explotación de sus riquezas por las grandes cias multinacionales a las cuales
en el fondo hasta el propio gobierno de los EEUU estaba sometido.
Las palabras de Castro SOY Y HE SIDO SIEMPRE MARXISTA
LENINISTA nos cayeron como un balde de agua fría, como una bofetada en pleno
rostro y fueron acogidas y divulgadas con fruicción por la gran prensa de
derecha.
Yo recuerdo exactamente la hora y, el lugar y qué estaba haciendo cuando la
noticia me llegó a mí y lo registro como un hecho traumático similar a la noticia
sobre el derrumbe de las torres, que también recuerdo donde estaba y qué estaba
haciendo cuando me enteré.
La Revolución Cubana dejaba de ser
nuestra revolución y pasaba a ser la de ellos..
Y vimos ahora lo que no habíamos querido ver, llevados
por el entusiasmo : los excesos represivos que tratamos de justificar pensando
que era la explicable reacción de años de dolor y sometimiento y que excesos también
se cometieron en la revolución francesa o en la República Española.
Pero le hicimos el postrer obsequio de comprender
sin justificar pero comprender al fin el por qué de su accionar. Fidel,
acosado por la mayor potencia del mundo y abandonado por los gobiernos
latinoamericanos que se habían plegado a las órdenes del imperio, tenía dos
alternativas : sucumbir a la contra revolución y permitir una restauración victoriosa del régimen anterior y un baño de sangre en la
Isla donde la Revolución contaba todavía con el apoyo de la mayoría de la población
, que tendría entonces que ser reprimida a
sangre y fuego, o agachar la cabeza, autoinmolarse como líder latinoamericano
y someterse a los dictados de la otra gran potencia, que por estar más lejos
quizás fuera menos avasalladora.
A partir de ese día se acabó para nosotros lo de salir
a la calle gritando CUBA SI YANKIS NO,y pasamos a ver con más indiferencia el
desarrollo de los acontecimientos en la Isla.
Pero no nos plegamos a la oposición, y no nos
solidarizamos nunca con la gentuza que desde Miami quería volver a ganar el
control del país.
ALGO SIMILAR NOS OCURRE HOY CON VENEZUELA.
Chavez no fue un Fidel Casto. La comparación le
queda en verdad grande. Pero fue un hombre con ideas claras, corazón generoso y
un ferviente impulsor de la liberación latinoamericana, por la vía de la unión
y la integración.
Pero Chavez está más para Pepe Mujica que para
Fidel Castro o siquiera PERON. Un hombre con una gran claridad de discurso,
pero con una praxis demasiado modesta muy lejana de las grandes ideas que
exponía. Chavez acertó en pleno al denunciar
el peor problema de la economía venezolana : un país dependiente prácticamente
de su única mercadería exportable (que vale hoy un 33% de lo que valía pocos años
atrás lo que está provocando una terrible crisis económica ), y que importa
prácticamente todo lo que consume comenzando por la alimentación y las
medicinas,pero poco y nada hizo para alterar esa afligente situación.
La Venezuela que entregó al morir en poco se diferenciaba
de la que él había recibido al acceder al gobierno. Y para colmo le legó a los
venezolanos un gobierno en manos de alguien que no parece ser el más talentoso
de los integrantes de su movimiento.
Chavez partió hacia Cuba pensando que volvía, que
ganaría la batalla contra el cáncer, y su preocupación central fue dejar en el
poder a alguien que no le provocara problemas cuando quisiera recuperarlo. Por
eso eligió al más débil y no al mejor de los candidatos cambiar esa realidad
Para ello tuvo que forzar la interpretación de la
Constitución . Venezuela había introducido una modificación esencial , que yo
creo inteligente, en las Instituciones,
que establece que el VICEPRESIDENTE no es elegido en la votación presidencial,
sino que es designado por el Presidente entre sus hombres de confianza. De esta
forma se elimina una de las peores
fallas del sistema presidencial tal como funciona en los países que tienen ese sistema, y que consiste que en que los
candidatos presidenciales incluyan en su formula como candidato a Vice algún representante
de la minoría de su partido al que desplazaron en la elección interna, en el intento de que el Vice atraiga los votos de
los contrarios que ellos no pueden atraer.
Esto tiene el gravísimo inconveniente de que cuando se produce una acefalía el
gobierno cae en manos de una corriente opuesta a la que había sido electa, como
están sufriendo ahora en carne propia los brasileños con un Vice hecho
Presidente que nadie hubiera votado, que tiene un apoyo casi inexistente, y que
pertenece a un Partido que hace décadas no se atreve siquiera a proponer un
candidato a la presidencia.
La Constitución venezolana establecía que el Vice
asumía la vacante del Presidente,si era transitoria hasta que este volviera y si era permanente
hasta el fin de su mandato si faltaban menos de 2 años o si faltaban más de 2 años hasta que fuera
electo un nuevo presidente pues debía llamar a elecciones.
El timing de la enfermedad de Chaves no podía haber sido peor , pues le
quedaban pocos días de mandato, si bien había sido electo recientemente para un
nuevo período de gobierno.
El asunto es que la acefalía llevaba a que el Vicepresidente
Maduro cubriera la Presidencia hasta el fin del mandato, pero a partir de este
momento no había de hecho ni Presidente ni Vicepresidente pues este había sido
electo, no había asumido y no había designado vicepresidente si bien era
razonable esperar que fuera nuevamente Maduro
aunque nada impedía que Chavez una vez asumido el mando eligiera a otra
persona. En este caso correspondía que asumiera el Presidente de la Asamblea,
DIOSDADO CABELLO y esa hubiera sido la solución que correspondía de seguirse estrictamente
la letra de la Constitución.
Pero Chavez, que quería volver y pensaba que iba a
ganar la batalla contra el cáncer, no
quería un hombre como Diosdado capaz de aglutinar apoyos propios y crearle un
problema a la hora de regresar. Por eso forzó las cosas e indicó al inexpresivo
políticamente hablando Maduro.
Y así Venezuela quedó sujeta al peor de los mundos
: país mono productor, con su materia prima exportable desvalorizada a un tercio de su valor reciente, con su líder fuerte
fallecido y un sustituto de muy limitadas condiciones, boicoteado por las empresas
locales e internacionales que hacen lo posible para aumentar las dificultades
de abastecimiento que sufre la población para atizar su insatisfacción, y una oposición golpista que ya lo intentó en vida de Chavez con un éxito de horas y nuevamente volvió a
intentarlo durante el gobierno de Maduro montando una rebelión callejera al
estilo de las famosas primaveras árabes, el país vive una terrible
situación de inestabilidad política y
crisis económica a la cual no se le ve fácilmente una salida.
Y los que
tenemos ideas de izquierda sabemos lo que no queremos pero no sabemos
qué querer.
Sabemos que no queremos un gobierno que se
transforme en dictadura lisa y llana y reproduzca lo peor y más criticable del cubano.
Y no queremos una oposición golpista que venga a hacer tabla rasa de todas las
conquistas sociales de estos últimos años y desate una represión feroz y
violenta.
Es como para pedir, si creyéramos, la intervención
divina o en su caso del Papa.
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