Cazada por los militantes opositores
hasta en Chile donde hubo manifestaciones de una veintena de activistas que
gritaban FORA DILMA, la Presidente de Brasil ensaya un acercamiento a Chile y
por ende al Tratado del Pacífico, buscando incrementar el comercio.
Ambas mandatarias por ideología tienen
como meta central la retomada del crecimiento y la creación de empleos. Ambas
están jaqueadas por la crisis económica mundial y la caída de la demanda y de
los precios de sus productos de exportación. El combate a la inflación es visto
desde este punto de vista como un instrumento , ya que la inflación desestimula
las inversiones, y no como un fin en si mismo como lo ven los gobiernos de la
derecha neoliberal para los cuales el domesticamiento de los precios por medio del achicamiento del Estado y de su
intervención en la Economía es el objetivo a lograr. Creen que superado este
problema no es necesario que se adopten medidas de estímulo porque “los
mercados” harán automáticamente sus deberes de casa e impulsarán el
crecimiento.
El tema central del acercamiento es
acelerar el proyecto de creación de corredores bioceánicos que acercaría Brasil
a los países del Pacífico e incrementaría el comercio intrazona en América
Latina toda, un proyecto que por facilitar el comercio no debería tener
oposición de la derecha, pero al cual esta se opone por razones ideológicas más
que económicas. La derecha da prioridad al comercio “vertical “ Norte-Sur y a
la exportación de materias primas e importación de productos industriales, que
al comercio “horizontal “ Sur-Sur por las connotaciones que este tiene de independización de los países latinoamericanos de las
grandes potencias coloniales.
Dilma incluyo en sus discursos un enérgico
párrafo al tema de las acusaciones en su contra que la oposición de derecha
quiere utilizar para destituírla , un problema
que – con mucho menor gravedad- Bachelet
sufre también en carne propia ya que habiendo caído los gobiernos de los países
que eran prioritarios para ser derribados
, y estando en situación inestable los demás gobiernos progresistas de
America Latina, ella ha ingresado en la lista de indeseables a derrotar.
“No existe ninguna duda en mi contra relativa a
denuncias de corrupción. Tengo la conciencia tranquila de que no he cometido
ningún delito. Independientemente de los intentos de los sectores de la
oposición de alejarme de la Presidencia por medios ilegítimos e ilegales,
seguiré cumpliendo con lo que me ordena la Constitución”.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/02/26/actualidad/1456524478_937366.html
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