UN BRILLANTE ANALISIS DE JUAN ARIAS PARA EL DIARIO
EL PAIS DE MADRID
( VER LINK PARA LA REPRODUCCION IINTEGRAL DEL ARTÍCULO AL PIE DE ESTA NOTA )
TRANSCRIBO A CONTINUACION LAS FRASE MEDULARES DEL ANALISIS (
LOS SUBRAYADOS SON MIOS )
El mundo, hoy, vuelve a tener los ojos puestos en Brasil.
Ojalá que de nuevo sorprenda positivamente.
Lula es más que un expresidente de la República y su
partido y gobiernos ya fueron referencia de la izquierda obrera y sindical
latinoamericana.
Fue durante sus dos mandatos cuando Brasil ocupó las
crónicas internacionales como ejemplo de un país en superación en el que
decenas de millones de personas salieron de la pobreza para recuperar su
identidad y dignidad de ciudadanos.
Brasil vive un
delicado momento histórico, que necesita más bomberos que incendiarios y en el
que debe prevalecer la responsabilidad de todos.
Lo que debe permanecer, sin perder su
fuerza, es la riqueza de un pueblo, que fue emblema de cohesión como nación, de
convivencia pacífica de sus culturas y religiones
El terremoto de los interrogatorios forzosos de Lula
ante la policía en el aeropuerto de Sâo Paulo llegan, en efecto, en un momento
de gran fragilidad del Ejecutivo Rousseff, cada vez más sitiada y sola, y de
una recesión económica considerada la mayor del último cuarto de siglo, junto
con la amenaza de un crecimiento del paro y la inflación.
Esa conmoción, que llega en
un momento en el que el país está fuertemente dividido y polarizado en contra o a favor del Gobierno Rousseff, podrá ser un test
importante para analizar la fuerza de las instituciones democráticas y la
capacidad de la sociedad de metabolizar el trauma.
Vuelve así a resonar el fantasma del golpe, esta vez
no infligido por los cuarteles, sino por las operaciones policiales y
judiciales y por la presión de los conservadores que apostarían en la caída del
Gobierno.
Resulta por ello más urgente que nunca
anteponer a los cálculos políticos la consolidación de una democracia que
Brasil conquistó con dolor y sangre y que fue aplaudida por el mundo
Brasil no es Venezuela. Podría parecer
una paradoja, pero quizás la prueba por la que pasa Lula y el PT se deba a que en estos años, los de su Gobierno y los de Rousseff, fue cuando los tres
poderes del Estado más se robustecieron y consolidaron su autonomía.
Por duro que pueda resultar para un
personaje mítico como Lula tener que pasar por el trago de ser llevado
forzosamente a ser interrogado por la policía, podría ser
también para él una oportunidad de defenderse a la luz pública de todas las
acusaciones a su cargo que él rechaza con contundencia.
Cabe también a él en este momento colocar
todo su carisma y sus innegables dotes de comunicador de masas, sobre todo con
las capas más pobres del país, para intentar unir a todos en una nueva
esperanza de renovación política y económica, evitando que, como muchos
desearían, su caso sirva para ahondar más las divisiones y la violencia.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/03/04/actualidad/1457129381_835338.html
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